Weitzman
M. Terapias de Rehabilitación en Niños con
o en riesgo de Parálisis Cerebral. Rev. Ped. Elec . [Internet]. 2005. [cited 2015 Oct 4]; 2(1).
Available from: http://www.revistapediatria.cl/vol2num1/pdf/8_terapias_en_paralisis.pdf
De gran relevancia es el
bienestar de las personas, considerado no sólo en el ámbito físico, sino también
psicológico y social. Cualquier alteración de alguna de estas tres áreas podría
llevar al deterioro de la integridad personal. Por este motivo resulta de gran
importancia el tratamiento del retraso en el desarrollo psicomotor, que puede
llegar a ser causado por la parálisis cerebral infantil (PC). Esta parálisis es
un importante problema de salud que se constituye como la principal causa de
discapacidad física en la infancia y cuya incidencia no ha variado en los
últimos años. En general presenta una gran discapacidad y según su origen y
clasificación, puede comprometer las cuatro extremidades o solo dos de ellas.
Además del deterioro físico, la parálisis cerebral tiene otros problemas
asociados como el déficit cognitivo, epilepsia o alteraciones sensoriales.
Respecto a los tratamientos, el rol de la terapia física es evitar las
contracturas y ayudar en el desarrollo
de la musculatura, la fuerza, posturas y movimientos.
El problema es que hay
poca evidencia sobre la efectividad de los tratamientos, por lo que es difícil
para un médico poder indicar una terapia específica a sus pacientes. En
consecuencia, la revisión publicada en la revista pediátrica eléctronica por la
doctora Mariana Weitzman “Terapias de
Rehabilitación en Niños con o en riesgo de Parálisis Cerebral” resulta ser
una importante guía para las personas respecto al tratamiento adecuado, y para
los doctores en cuanto se establece una falta de literatura que debe motivarlos
a investigar más sobre este tema.
El trabajo parte con una
referencia a un estudio realizado en el Reino Unido respecto a la demanda y
utilización de los servicios de salud por parte de los niños con parálisis
cerebral. Los resultados de este son que 96% de los pacientes entre 4 y 14 años
habían acudido al kinesiólogo en los últimos 6 meses, 69% a terapeuta
ocupacional y 60% a pediatra. Del primer grupo, 83% acudía a al menos una
sesión semanal. La autora comenta que el problema con este estudio recae en la
falta de descripción de la modalidad de intervención física y la falta de
evaluación respecto a los resultados de las intervenciones. En seguida, la
doctora considera los datos epidemiológicos respecto a la oferta de terapias y
plantea que es necesario obtener más evidencia para poder tomar decisiones
médicas mejor fundamentadas respecto a la modalidad de intervención ideal. En
cuanto a las modalidades se pude distinguir el enfoque neurofisiológico y los de
intervención temprana, ninguno de las cuales se puede evaluar eficazmente dado
que, como comenta el texto, no tiene una dosis estándar y porque es difícil
separar el efecto de la terapia de una amplia gama de veriables involucradas.
En la seguna parte de la
revisión, la autora hace referencia a un artículo publicado en el año 2002 en Developmental Medicine and Child Neurology,
que es una revista enfocada a estos problemas de neurodesarrollo. Aquí, el
trabajo citado por la autora compara los métodos de intervención motora que no
incluyen farmacoterapia e intervenciones quirúrgicas entre los periodos
1980-1989 y 1990-2001. Se concluye que en el primer periodo no se pueden
extraer conclusiones debido al uso de muestras muy pequeñas, mediciones pobres
o problemas con los grupos de estudio. Respecto al segundo periodo se destaca
la incorporación de instrumentos y escalas de evaluación, y las descripciones
detalladas sobre las características evaluadas. Sin embargo, se menciona que
casi un tercio de los niños incluidos no tenía un tipo de compromiso motor
detallado, lo que imposibilita su comparación con otros grupos, además de múltiples
otros problemas como el número reducido de casos y la falta de control en el
tiempo de tratamiento. Se finaliza esta sección reiterando la falta de
resultados positivos a favor de las terapias , lo que no permite sugerir,
fundamentadamente, su aplicación.
En la última sección del
texto, la doctora toma en cuenta una revisión publicado en el año 2001 por La
Academia Americana de Parálisis Cerebral y Medicina del Desarrollo sobre las
terapias de neurodesarrollo. En este se incluyeron 21 trabajos con un total de
416 pacientes. Se definieron 101 variables que fueron analizadas con distintas
metodologías. Solo dos de estos estudios identificaron el número necesario de
pacientes para poder encontrar diferencias, pero ninguno logró alcanzarlo.
Finalmente se revisa el rol de la
estimulación temprana según un estudio del Centro de Restauración Neurológica
de La Habana, en el que no hay análisis estadistico sobre la mejora de PC por
estimulación temprana, aunque se sugiere que sí podría ayudar al desarrollo
integral de las personas.
Se termina concluyendo que, como ya se mencionó anteriormente, no existe evidencia suficiente respecto a la eficacia de los tratamientos como para que el médico pueda indicar un tipo de terapia por sobre otra. Por esto es que la autora plantea la necesidad de mantenerse actualizados y estar atentos a los nuevos estudios que van apareciendo respecto al tema.
Como valoración, es
improtante considerar que la revision hecha por la doctora Mariana Weitzman ya
tiene diez años de antigüedad, por lo que desde la fecha podrían haberse
publicado nuevos estudios concluyentes respecto al tema. Tomando en cuenta el
contexto de la época, el texto es bastante conlcuyente y una buena fuente para
todo tipo de personas (no necesariamente expertas en salud) que indica la
necesidad de buenos estudios y en palabras simples explica que no se puede
sugerir, fundamentadamente, un tipo de terapia por sobre otra. Por otro lado,
es de suma relevancia destacar que este artículo incluye un gran número de
estudios previos para su revisión, los cuales, a su vez, también incluyen
muchos estudios. Por consiguiente, las conclusiones obtenidas son bastante
orientadoras para la comunidad científica y los potenciales pacientes. A pesar
de esto, considero que se debieran haber incluir ciertos parámetros respecto a
valores p e intervalos de confianza de los estudios revisados por la autora,
además de estudios de riesgo para comparar entre los grupos control y los con
tratamiento. Hubiera sido bueno que se definiera precisamnte qué es lo que debe
contener un estudio exhaustivo y concluyente sobre el tema, para así poder
orientar a los clínicos en su investigación. Esto último debido a que a lo
largo del texto hay muchas sugerencias de perfeccionamiento de los estudios,
pero solo se menciona lo que esta mal, no lo que que hubiera sido idóneo. Además,
estas sugerencias estan bastante dispersas. Se podrían haber considerado todas
juntas en la conclusión.
En conclusión, este
texto constituye una buena fuente de información para la época. Las conclusiones
son muy pertinentes y referentes, y espero haya sido considerado dentro de las
opiniones de los profesionales de la salud, para que ojalá pronto existan soluciones a
estos problemas tan graves como el retraso en el desarrollo psicomotor, que día
a día afecta a los niños de nuestro país. Es interesante que hasta el momento
no se hayan hecho buenos estudios respecto a este tema, que no se tengan “dosis”
recomendadas de tratamiento o métodos claros. Por esto es que las indicaciones
hechas por la doctora podrían ser organizadas y tomadas en cuenta para la
elaboración de un buen trabajo.